jueves, 29 de enero de 2015

Presentación

Este blog, que comienza su andadura a principios de 2015, coincidiendo con las celebraciones de los llamados santos barbudos, pretende compartir en la red el contenido de una aplicación que el Centro de Estudios Bilbilitanos publicó hace unos años: "Música popular y literatura oral de la Comunidad de Calatayud", cuyos autores son María Soledad Alconchel Pina, José Ramón Olalla Celma y José Ángel Urzay Barrios.



En un deuvedé se recopilan tradiciones, música (religiosa o popular), poemas, imágenes y algún que otro vídeo, de los pueblos que conforman la Comunidad de Calatayud. El estuche va acompañado de un cederrón de música que recoje algunas de las canciones más significativas. De esta edición todavía quedan ejemplares que pueden solicitarse en la sede del Centro de Estudios Bilbilitanos.

Esta obra es, a su vez, heredera de otra previa: Cultura popular de la Comunidad de Calatayud, publicada en dos tomos por el Centro de Estudios Bilbilitanos y cuyo autor es José Ángel Urzay Barrios, que también puede conseguirse en la sede de la entidad o en librerías, donce, en este caso sigue a la venta,


Poco a poco, a veces coincidiendo con las celebraciones que entonan los cantos recopilados y, en otras cocasiones, cuando el tiempo y las ocupaciones de este editor lo permitan, iré publicando esta rica manifestación de cultura popular y religiosa (por lo que tiene de tradicional y, por lo tanto, también de popular) en el blog, para compartirla con los propios que han mantenido su tradición pese a la actual globalización y con los extraños para incorporar a esa globalización lo que de peculiar e identitario tiene la música en nuestra comarca.

Además del blog, he creado un audio quiosco en el que, mediante un podcast podrán escucharse las colecciones de registros sonoros:


Espero poder con ello.

San Valero en Ruesca

Texto de José Ángel Urzay Barrios

Unos días después de San Antón empiezan las fiestas de San Valero, el 29 de enero, patrono de Ruesca. El día 28 por la mañana se desarrolla uno de los actos más interesantes de las fiestas. Los hombres suben a la Sierra del Espigar a por leña de pino con sus tractores, que han sustituido hace años a las reatas de mulas.  Bajo la supervisión del guarda forestal, se cortan pinos para la gran hoguera de la tarde. El trabajo es duro y apenas se descansa. A mediodía preparan un rancho en una gran sartén con arroz, patatas y el adobo que cada uno lleva en su fiambrera. Después de comer, se bebe vino en teja, una tradición que se mantiene viva: se echa el vino de las botas a una teja, de la que se bebe como se puede. Bajan al pueblo todos juntos y alegres, pitando con sus bocinas, parando de vez en cuando.


Llegados a la plaza, maniobran con gran maestría los tractores y apilan con  cuidado la leña de pino en una hoguera espectacular, sobre las cenizas de la anterior de San Antón. Colocan en el centro troncos gruesos; encima, ramas de pino y alrededor, otros troncos alargados que sujetan las ramas y dan una perfecta forma cónica. La gente se acerca a la plaza y las campanas bandean mientras se monta la hoguera.



 
Una vez que ha quedado dispuesta la leña, comienzan los actos oficiales. Hasta ahora ha sido así: la orquesta  se dirige al ayuntamiento, desde donde salen las autoridades locales, encabezadas por el alcalde que lleva en su mano una vara con la imagen de San Valero, adornada con claveles. La imagen pertenece a una familia, que la guarda en una urna, con la obligación de dejarla al pueblo para los días de la fiesta. Una vez en la iglesia, se rezan y cantan en latín las Completas y la Salve, con el acompañamiento de la banda. Primero los hombres y después las mujeres, todos adoran la reliquia de San Valero, engastada en una cruz.  Bajan a la plaza, donde se enciende la hoguera, con la aprobación de la autoridad municipal. La banda toca y  todos bailan alrededor, con vivas al santo: ¡Viva San Valero! La corteza del pino cuando arde chisporrotea con un sonido característico, hace pedorretas. La hoguera ilumina toda la plaza y puede verse desde muy lejos. Se consumen las ramas más pequeñas y se queman durante la noche lentamente los gruesos troncos de pino.



El día 29 sobre las once se dirigen todos al ayuntamiento para recoger al alcalde, como el día anterior. Desde la iglesia parte la procesión con la música, el pendón blanco, la cruz procesional y la peana. Se  dirigen a la fuente de San Valero, donde el cura bendice el agua. Según la tradición oral, San Valero, perdido por este valle, llegó a Ruesca y pidió agua, pero sólo pudieron ofrecerle vino. Entonces hizo brotar agua donde ahora está la fuente, diciendo: “Cuando Dios quería, de este pozo agua salía”.

La procesión para tres veces para bailar al santo: en la fuente, en una placeta y en la puerta de la iglesia. Todos bailan al son de la canción de San Valero, hacia delante y hacia atrás, unidos en pequeños grupos. Se exclama  de forma espontánea: “¡Viva San Valero!”. La gente tira caramelos a los niños cerca de la peana mientras se baila en honor al santo. Antes se arrojaban caramelos e incluso roscones desde las ventanas de las casas. La peana del santo va adornada con dos  roscos, pues la tradición exigía ofrecerle roscos y flores. Todos van elegantemente vestidos, el respeto al ritual es absoluto, sin excesos de jolgorio. Los músicos alternan los ritmos lentos procesionales por las calles con los más vivos de los tres bailes al santo.

martes, 20 de enero de 2015

San Fabián y San Sebastián en Mara

Las fiestas en honor a San Fabián y a San Sebastián se celebran el fin de semana más cercano al día 20. Cada año preparan la fiesta cuatro fiesteros, que son cuatro matrimonios, entre los últimos que se han casado; si no llegan a ese número se hace cargo de la fiesta el ayuntamiento, que es la tendencia de los últimos años. Los fiesteros contratan la charanga y compran los panetes, las sardinas roñosas y el vino para el sábado, y los rollos, para el domingo. También preparan leña, que suben con antelación a la ermita para encender las hogueras del sábado a mediodía.

El sábado se va de romería a la ermita de San Fabián y San Sebastián, situada en el interfluvio entre Morata y Mara. Desde 1972 suben también las mujeres hasta San Fabián el día de la romería, gracias a la iniciativa de un grupo de decididas que subieron ese año, ya que hasta esa fecha sólo iban los hombres. Suben los romeros en coches o tractores y después de la misa se reparten los panetes, las sardinas y el vino, todo ya bendecido. Se encienden hogueras y se come por cuadrillas, que preparan en el fuego la comida. La charanga está presente en toda la romería. Después de comer, los fiesteros reparten café y licores. Al son de la charanga hay baile y un rato de diversión. En los últimos años se ha introducido una nueva costumbre, común a otras romerías de la zona: la guerra de vino y el beber vino en teja.

Se baja al pueblo haciendo dos paradas, una en Las parideras del Barranco y la otra en El Pedrón, para descansar, comer los restos de la comida y bailar. Cuando se llega al pueblo, se recorren las cuatro casas de los fiesteros para tomar pastas y licores, siempre acompañados por la charanga.

Los fiesteros se encargan de buscar quiénes van a llevar el domingo en la  procesión las dos peanas  de San Fabián y San Sebastián, cada una con cuatro roscos, y el pendón de San Roque. Antes, los cuatro fiesteros llevaban la de San Fabián y los gaiteros la de San Sebastián. Llamaban gaiteros a los fiesteros de años anteriores, que colaboraban en la fiesta de ese año.


Antiguamente la fiesta era más religiosa y austera. Se subía andando muy temprano y, una vez consumidos allí mismo el panete y la sardina, se volvía al pueblo para celebrar misa mayor a las 12 de la mañana. Los que no habían podido subir esperaban a los romeros a la entrada del pueblo, donde se les entregaba el panete y la sardina preceptivos.

José Ángel Urzay y María Soledad Alconchel

El Tiope de Moros

El Tiopé se cantaba el día de San Antón por la tarde en la plaza. Se hacía un ruedo grande con hombres jóvenes y mayores, uno detrás de otro, que colocab an la mano izquierda en el hombro del otro. Cuando el Tiopé se remarcaba, se levantaba el brazo y la pierna derecha. Cuando se empezaba el tralarala, que era una galopada frenética, el de atrás daba palmadas en la espalda a quien iba delante. Se preparaba un gran jolgorio, amenizado con la tinajilla de vino que estaba al lado. Paraban de vez en cuando para beber vino con cacahuetes y cañamones.

-El tiopé, de Moros.

Tiopé, tiopé, tiopé, tiopé, tiopé.
Tiopé, tiopé, tiopé, tiopé, tiopé.
Tiopé, tiopé, tiopé, tiopé, tiopé, tiopé, tiopé.
Tralalalá lalalalala, trálalala lalalala, tralalaláu, tralalalalalalalá.
Tralalalalalalalala, tralalalalalalala, tralalala, tralalalalalalala.
Triopé, tiopé, tiopé, tiopé.
Tiopé, tiopé, tiopé, tiopé, tiopé.
Tiopé, tiopé, tiopé, tiopé, tiopé, tiopé, tiopé.

San Sebastián en Torralba de Ribota

Conserva Torralba de Ribota una de las romerías más sugestivas e interesantes de la comarca, la romería de San Sebastián, que se celebra el domingo más ce rcano al 20 de enero. La comida y el baile se celebran en un viejo campo de olivos muy altos, totalmente asilvestrados por la falta de podas. Allí se sitúan la orquesta, los romeros y se desarrolla la fiesta. Entre la música interpretada la que mayor expectación despierta es el baile del villano, que concita la atención de todos. Se hace un corro y se baila por parejas, en uno de los momentos más emocionantes de la romería. En los últimos años se ha introducido la costumbre por parte de los más jóvenes de arrojar vino sobre quienes bailan o están cerca del jolgorio. Antes de abandonar la explanada, es costumbre entonar el “glorioso San Sebastián”, que también será cantado posteriormente en la cruz borracha.

-Glorioso San Sebastián, de Torralba de Ribota: 

Glorioso San Sebastián 
que estás en ese cerrillo, 
guárdanos las uvas blancas, 
que nos gusta mucho el vino. 

Glorioso San Sebastián 
como noble caballero, 
murió por la fe de Cristo 
el 20 del mes de enero.